Para lucir hay qué sufrir...
Eso siempre lo decía mi madre, y yo no acababa de entenderlo. En aquel entonces yo veía a mi madre sufrir para aparentar mejor. Acababa de salir, más o menos, de unos años muertos en su vida, zombi total, emborrachada de pastillas, y gorda llegando a un extremo peligroso.
Así que ella, después de todos los esfuerzos que su mejoría de cordura y su cuerpo le habían permitido, quería verse guapa, ponerse al día y ser una más. Aquello suponía sufrir, a mí me parecían horribles semejantes esfuerzos.
No se me olvida aquella imagen de mi madre vistiéndose, poniéndose una faja que era lo que entonces usaban y para más sacrilegio, amarrándose una cinta con un par de vueltas a la cintura para apretarse más, al estilo corsé de Scarlata O´Hara.
Claro que a mí todo aquello me asombraba, una jovencita está bien de cualquier forma, sin ningún esfuerzo, y ver todo lo contrario en mi madre me chocaba demasiado.
Ay, pero las vacas flacas llegan para todos, o más bien todo lo contrario. Ahora voy razonando los esfuerzos para estar bien. O será otra vez todo lo contrario, que no razono.
El caso es que llevo tiempo luchando contra 5 kilos que se añadieron a mi cuerpo después de mi último embarazo y no hay forma de ganar, ni batallas ni la guerra.
Algo extraño le pasa a mi cuerpo que se ha negado en redondo a dejarlos marchar. Me diréis que no me esfuerzo lo suficiente, que no lo hago en la forma adecuada. Os contaré que sí, me esfuerzo, puede que no realice suficiente ejercicio físico por falta de tiempo, pero tengo comprobado que no me suele hacer falta demasiado para deshacerme de esos kilos.
O al menos así lo creía yo hasta ahora, el anterior embarazo dejo mi cuerpo en mucho peor estado, seis meses en la cama postrada, y abriendo la boca para introducir donuts de vez en cuando, me dejaron 20 kilos de más. Conseguí que se fueran de mi vida, no sin mucho trabajo, como se piensan algunos.
Así que ahora me cuesta creer que esos cinco sinvergüenzas no me quieran abandonar. No desespero y me voy a un centro médico que me controle y ayude en esta lucha.
Empezamos la batalla, y la servidora con todas sus ganas, pero pasaba el tiempo y no se iban, seguían conmigo. Seguimos intentándolo, y nada nuevo bajo el sol. Sin desesperarnos pasamos a una dieta más estricta y me ha abandonado medio de ellos, vamos como si nada.
Ante estos hechos el médico me propone añadir alguno de estos tratamientos modernos, con aparatitos, claves, rayitos y demás familia.
Ayer llegó el primer acontecimiento de este tipo, ya veremos los resultados alcanzados dentro de poco, sí no se ven será el médico el que no me vea a mí.
Me prepara la esteticien en una camilla, cómodamente tumbada me disponía yo a disfrutar de una siestecita que me iba a saber a gloria. Pero nada más lejos de la realidad, aquel aparatito y ella misma parecía que venían mandados por el diablo.
-Sí te duele dímelo, que bajo la intensidad-
Yo pensé que si tengo que pagar por esto, mejor que la intensidad sea la máxima, que si hay que sufrir, acabemos cuanto antes.
-No te preocupes, tú haz lo que debas que a mí no me molesta-
Y un jamón, todavía hoy me están doliendo los muslos que me machaco como quien tritura ajo y perejil en un mortero.
Acabamos aquella sesión en la que obviamente no pude dormir, era imposible, con esos meneos, y pellizcos era imposible. Me explica unas normas para seguir en mi casa con el proceso.
-La próxima vez díme si te duele desde el principio, yo te note el dolor y baje la intensidad-.
-Va, sí no pasa nada, aguanto bien-
-Ya pero es peor, no tienes por que aguantar dolor, el resultado es el mismo al final, aunque baje la intensidad-
Joder, y no me lo podía haber dicho al principio. Todavía a estas horas me acuerdo de ella.
Y en esas estamos, sufriendo por lucir. Sé que todo esto no es racional o sí lo es, todo depende de lo que te pueda llegar a afectar, sin llegar a ningún extremo insano, espero ganar la guerra a estos cinco.
Un beso.
Así que ella, después de todos los esfuerzos que su mejoría de cordura y su cuerpo le habían permitido, quería verse guapa, ponerse al día y ser una más. Aquello suponía sufrir, a mí me parecían horribles semejantes esfuerzos.
No se me olvida aquella imagen de mi madre vistiéndose, poniéndose una faja que era lo que entonces usaban y para más sacrilegio, amarrándose una cinta con un par de vueltas a la cintura para apretarse más, al estilo corsé de Scarlata O´Hara.
Claro que a mí todo aquello me asombraba, una jovencita está bien de cualquier forma, sin ningún esfuerzo, y ver todo lo contrario en mi madre me chocaba demasiado.
Ay, pero las vacas flacas llegan para todos, o más bien todo lo contrario. Ahora voy razonando los esfuerzos para estar bien. O será otra vez todo lo contrario, que no razono.
El caso es que llevo tiempo luchando contra 5 kilos que se añadieron a mi cuerpo después de mi último embarazo y no hay forma de ganar, ni batallas ni la guerra.
Algo extraño le pasa a mi cuerpo que se ha negado en redondo a dejarlos marchar. Me diréis que no me esfuerzo lo suficiente, que no lo hago en la forma adecuada. Os contaré que sí, me esfuerzo, puede que no realice suficiente ejercicio físico por falta de tiempo, pero tengo comprobado que no me suele hacer falta demasiado para deshacerme de esos kilos.
O al menos así lo creía yo hasta ahora, el anterior embarazo dejo mi cuerpo en mucho peor estado, seis meses en la cama postrada, y abriendo la boca para introducir donuts de vez en cuando, me dejaron 20 kilos de más. Conseguí que se fueran de mi vida, no sin mucho trabajo, como se piensan algunos.
Así que ahora me cuesta creer que esos cinco sinvergüenzas no me quieran abandonar. No desespero y me voy a un centro médico que me controle y ayude en esta lucha.
Empezamos la batalla, y la servidora con todas sus ganas, pero pasaba el tiempo y no se iban, seguían conmigo. Seguimos intentándolo, y nada nuevo bajo el sol. Sin desesperarnos pasamos a una dieta más estricta y me ha abandonado medio de ellos, vamos como si nada.
Ante estos hechos el médico me propone añadir alguno de estos tratamientos modernos, con aparatitos, claves, rayitos y demás familia.
Ayer llegó el primer acontecimiento de este tipo, ya veremos los resultados alcanzados dentro de poco, sí no se ven será el médico el que no me vea a mí.
Me prepara la esteticien en una camilla, cómodamente tumbada me disponía yo a disfrutar de una siestecita que me iba a saber a gloria. Pero nada más lejos de la realidad, aquel aparatito y ella misma parecía que venían mandados por el diablo.
-Sí te duele dímelo, que bajo la intensidad-
Yo pensé que si tengo que pagar por esto, mejor que la intensidad sea la máxima, que si hay que sufrir, acabemos cuanto antes.
-No te preocupes, tú haz lo que debas que a mí no me molesta-
Y un jamón, todavía hoy me están doliendo los muslos que me machaco como quien tritura ajo y perejil en un mortero.
Acabamos aquella sesión en la que obviamente no pude dormir, era imposible, con esos meneos, y pellizcos era imposible. Me explica unas normas para seguir en mi casa con el proceso.
-La próxima vez díme si te duele desde el principio, yo te note el dolor y baje la intensidad-.
-Va, sí no pasa nada, aguanto bien-
-Ya pero es peor, no tienes por que aguantar dolor, el resultado es el mismo al final, aunque baje la intensidad-
Joder, y no me lo podía haber dicho al principio. Todavía a estas horas me acuerdo de ella.
Y en esas estamos, sufriendo por lucir. Sé que todo esto no es racional o sí lo es, todo depende de lo que te pueda llegar a afectar, sin llegar a ningún extremo insano, espero ganar la guerra a estos cinco.
Un beso.
4 Sonrisas:
Y yo me pregunto porque le llaman kilos de más cuando se tiene celulitis xDDDDDDDD...stirner no hagas preguntas cuya respuesta pueda provocarte un dolor de cabeza permanente...las mujeres son así por decreto si tienen un kilo de más se pasan el día protestando y doy fe de ello.
No sé la distancia que tienes desde tu casa a tu lugar de trabajo, ni sé si la recorres en coche, en tren o andando. Pero, a veces, es suficiente con adquirir un hábito tan sencillo como, si habitualmente lo haces mediante un medio de transporte, acudir andando al trabajo.
Compensa.
De todas formas, esos kilos son tuyos, así que ... quierelos. ;-))
Vaya qué sin son míos esos kilos...seguro que sí...
La distancia entre mi casa y mi trabajo es de dos kilómetros más o menos, pero imposible la misión con dos enanas en silla para la guardería...;)
De todas formas, practico más ejercicio que eso, tres veces por semana...y se ve que no basta...
Y sí que son un problema cuando ves la ropa en el armario y no es que no tengas, es que no entras en ella...jaja
No te quejes tanto Tope...
Un beso.
Ya te dije que opinaría... y ya ves, y es que tema lo conocemos la mayoría de las mujeres... Tú piensas que te sobran esos 5 kilos, igual que yo pienso q me sobran 3, pero cuando lo dices, te contestan: anda, no digas eso que tu estás muy bien como estás.
Muchas veces, no te dicen la verdad, o por ser diplomáticos, o realmente te ven bien, pero si tu no estas agusto, y crees q te sobran... merece la pena los sacrificios, para gustarte a ti misma, que eso es lo mas importante...
Por cierto, a mi no me están haciendo falta, ni dietas, ni ejercicio... con los disgustos tengo suficiente, jejeje.
Musus, Agur
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