Catorce desde aquel día...
Hoy, un día como el de hoy, pero hace catorce años, mentira que no ha pasado el tiempo, vaya que sí ha pasado, pero me sigue pareciendo que fue ayer.
Recuerdo todo como si acabase de suceder, bueno recuerdo lo mismo que siempre he recordado. No sé porque hay varios momentos del día que nunca se han quedado en mi mente.
Abro la carpeta de favoritos, ahí a la izquierda, justo al lado de la carpeta esperanza, y consigo ver todas aquellas imágenes tan claras como aquel día.
Yo no estaba nerviosa, ni siquiera intranquila, algo muy extraño en mí. Habíamos pasado la noche juntos, pero que bien juntos, una cama de 80 cm. compartíamos en lo que era ya nuestra casa.
Desperté como sí de otro día se tratase, mientras que el susodicho se encontraba en la situación totalmente contraria. Yo me fuí para casa de mi madre a prepararme y esas cosas, él hizo lo propio en casa de sus padres.
Con toda tranquilidad me dí un baño, nada de ducha rapidita, disfruté de un baño como sí me sobrase tiempo. Me fuí hacia la peluquería, la mujer estaba histérica, pensaba que no le daba tiempo a terminar. Yo la tranquilicé, el novio no se iba a escapar ahora.
Reconozco que su trabajo tenía mérito, en aquel entonces yo no tenía melena, tenía una mini-melena que no llegaba a cubrir mi cuello. Ella se esforzó y me peinó un maravilloso recogido que adornó con las mismas flores naturales de mi pelo.
LLegué a mi casa, ya iba tarde para entrar por la puerta de la iglesia en hora, allí estaban mi tía chillando, mi madre que no sabía que podía hacer para no molestar, mi hermana metiéndome prisa. Total, carrera estupenda en la media, no pasa nada, sólo se va a ver cuando me quite la liga y ya es lo de menos.
Cuando aparecí por allí casi me tiran con piedras en vez de con arroz, me había retrasado demasiado, pero yo estaba segura de que iban a esperarme todos, lo importante hay que hacerlo con tranquilidad.
Todos quedaron encantados al verme, y no era fácil, cómo mi madre pagaba mi parte yo había escogido el vestido más barato de la tienda, y me quedé con las ganas del que me gustaba, que además era de la temporada anterior y hubiese costado un esfuerzo innecesario encontrarlo. Yo me quedé extrañada, todos me miraban como sí nunca antes me hubiesen visto guapa. Bueno, al menos ese día les gusté a todos.
En la iglesia fue como es en todas las iglesias, pesado, soporífero e interminable. La niñita que llevaba las arras perdió una de las monedas, que eran monedas rusas que trajo en una ocasión el abuelo de Q.
Terminado este lío nos fuímos a la sacristia para firmar, la verdad no leí lo que firmé. Allí se acercó a mí la hermana de Q., con la que llevaba dos años sin hablarme más o menos.
-Felicidades-
-Lo mismo te digo-
Sé que no es la respuesta adecuada, que debería haber sido un GRACIAS, pero tanto lío de misa, papeles y demás familia, fue lo que salió de mi boca. Al fin y al cabo iba a contar con una cuñada estupenda, no?
Disfrutamos de una buena comida con amigos y familiares, bueno, yo disfruté, Q. estaba en otro mundo, parecía que se hubiese fumado todos los porros del pueblo, y la verdad es que ese día no lo había hecho.
Algunos amigos nos faltaron allí, uno por estar en Suiza trabajando, nos llamó en medio de la comida, y otros no tengo claro el porque, nuestros dos mejores amigos no se atrevieron a venir, pusieron disculpas, nos felicitaron y compartimos después con ellos. Supongo que los derroteros por donde les había llevado la vida en esos momentos no les dejaba disfrutar con los demás, sólo disfrutaban con ella.
Igualmente fue un día estupendo, lleno de alegrías, nervios y estropicios.
Lo que daría por tener una foto nuestra, vestidos de boda, dentro de un ford fiesta L, muchos de vosotros ni le habréis conocido ese ford, pero prometo que era un espectáculo digno de ver.
Llegamos a mi casa y nos encontramos sin llave para entrar, y así to guapo, Q. se encargó de romper la verja de una ventana para poder entrar, cambiarnos de ropa y largarnos de allí.
Terminamos la noche en el Hotel Nervión en Bilbao, qué mejor sitio para empezar algo nuevo entre nosotros que Bilbao, a lo grande. La verdad es que el sitio hubiera sido lo de menos, cómo si hubiese sido de nuevo en la cama de 80 cm., donde nos volvimos a encontrar dos o tres semanas más hasta que llegamos a ser un matrimonio de verdad en 135 cm.
No todo lo que falta de contar está olvidado, hay otras imágenes guardadas ahí, forman parte de nuestra historia, una historia que sigue... y seguirá...
Un beso.
Recuerdo todo como si acabase de suceder, bueno recuerdo lo mismo que siempre he recordado. No sé porque hay varios momentos del día que nunca se han quedado en mi mente.
Abro la carpeta de favoritos, ahí a la izquierda, justo al lado de la carpeta esperanza, y consigo ver todas aquellas imágenes tan claras como aquel día.
Yo no estaba nerviosa, ni siquiera intranquila, algo muy extraño en mí. Habíamos pasado la noche juntos, pero que bien juntos, una cama de 80 cm. compartíamos en lo que era ya nuestra casa.
Desperté como sí de otro día se tratase, mientras que el susodicho se encontraba en la situación totalmente contraria. Yo me fuí para casa de mi madre a prepararme y esas cosas, él hizo lo propio en casa de sus padres.
Con toda tranquilidad me dí un baño, nada de ducha rapidita, disfruté de un baño como sí me sobrase tiempo. Me fuí hacia la peluquería, la mujer estaba histérica, pensaba que no le daba tiempo a terminar. Yo la tranquilicé, el novio no se iba a escapar ahora.
Reconozco que su trabajo tenía mérito, en aquel entonces yo no tenía melena, tenía una mini-melena que no llegaba a cubrir mi cuello. Ella se esforzó y me peinó un maravilloso recogido que adornó con las mismas flores naturales de mi pelo.
LLegué a mi casa, ya iba tarde para entrar por la puerta de la iglesia en hora, allí estaban mi tía chillando, mi madre que no sabía que podía hacer para no molestar, mi hermana metiéndome prisa. Total, carrera estupenda en la media, no pasa nada, sólo se va a ver cuando me quite la liga y ya es lo de menos.
Cuando aparecí por allí casi me tiran con piedras en vez de con arroz, me había retrasado demasiado, pero yo estaba segura de que iban a esperarme todos, lo importante hay que hacerlo con tranquilidad.
Todos quedaron encantados al verme, y no era fácil, cómo mi madre pagaba mi parte yo había escogido el vestido más barato de la tienda, y me quedé con las ganas del que me gustaba, que además era de la temporada anterior y hubiese costado un esfuerzo innecesario encontrarlo. Yo me quedé extrañada, todos me miraban como sí nunca antes me hubiesen visto guapa. Bueno, al menos ese día les gusté a todos.
En la iglesia fue como es en todas las iglesias, pesado, soporífero e interminable. La niñita que llevaba las arras perdió una de las monedas, que eran monedas rusas que trajo en una ocasión el abuelo de Q.
Terminado este lío nos fuímos a la sacristia para firmar, la verdad no leí lo que firmé. Allí se acercó a mí la hermana de Q., con la que llevaba dos años sin hablarme más o menos.
-Felicidades-
-Lo mismo te digo-
Sé que no es la respuesta adecuada, que debería haber sido un GRACIAS, pero tanto lío de misa, papeles y demás familia, fue lo que salió de mi boca. Al fin y al cabo iba a contar con una cuñada estupenda, no?
Disfrutamos de una buena comida con amigos y familiares, bueno, yo disfruté, Q. estaba en otro mundo, parecía que se hubiese fumado todos los porros del pueblo, y la verdad es que ese día no lo había hecho.
Algunos amigos nos faltaron allí, uno por estar en Suiza trabajando, nos llamó en medio de la comida, y otros no tengo claro el porque, nuestros dos mejores amigos no se atrevieron a venir, pusieron disculpas, nos felicitaron y compartimos después con ellos. Supongo que los derroteros por donde les había llevado la vida en esos momentos no les dejaba disfrutar con los demás, sólo disfrutaban con ella.
Igualmente fue un día estupendo, lleno de alegrías, nervios y estropicios.
Lo que daría por tener una foto nuestra, vestidos de boda, dentro de un ford fiesta L, muchos de vosotros ni le habréis conocido ese ford, pero prometo que era un espectáculo digno de ver.
Llegamos a mi casa y nos encontramos sin llave para entrar, y así to guapo, Q. se encargó de romper la verja de una ventana para poder entrar, cambiarnos de ropa y largarnos de allí.
Terminamos la noche en el Hotel Nervión en Bilbao, qué mejor sitio para empezar algo nuevo entre nosotros que Bilbao, a lo grande. La verdad es que el sitio hubiera sido lo de menos, cómo si hubiese sido de nuevo en la cama de 80 cm., donde nos volvimos a encontrar dos o tres semanas más hasta que llegamos a ser un matrimonio de verdad en 135 cm.
No todo lo que falta de contar está olvidado, hay otras imágenes guardadas ahí, forman parte de nuestra historia, una historia que sigue... y seguirá...
Un beso.
3 Sonrisas:
Que sean doscientos más. Y yo que lo lea
200? Mis padres duraron 17, q se conformen y logren convivir y seguir así el máximo tiempo posible que es cais imposible verlo hoy en día...
Gracias guapos...
Un beso.
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