martes, julio 19, 2005

El artista invitado...

Él, ni más ni menos, en su salsa

Gracias a todos y bienvenidos a una nueva edición de "Artista Invitado", por
cortesía de nuestra adorable anfritiona, Miada. ¡Un fuerte aplauso!

Como no tengo nada decente que contar, me invento una historia y listo.
Espero que os guste.

* * *

El móvil comenzó a vibrar. Sergio lo miró: un número de móvil que no le
decía nada. Descolgó.

- ¿Sí?

-¡Cerdo! ¡Cabrón miserable! ¡No quiero volver a verte jamás! ¡¿Me oyes?!
¡Jamás!


La perplejidad dejó a Sergio incapaz de reaccionar por unos segundos. La voz
era de una mujer al borde de la histeria, y no la reconocía en absoluto. Por
lo visto ella no había caído en que él no era a quien ella quería llamar, o
quizá sus voces se parecían.

- Perdona, no...

- ¡Nada de "perdona"! ¿Como que te perdone? ¡Cabrón! ¡No te atrevas a
pedirme que te perdone! ¡Se acabó!, ¿me oyes?, ¡se acabó!


De nuevo el torrente de rabia que parecía intentar atravesarle el tímpano
descompuso a Sergio. Respiró hondo y volvió a intentarlo, esta vez tratando
de ser cortante.

- Te has equivocado de n...

- ¡Ya lo creo que me he equivocado contigo! ¡Hijo de puta! - esta vez
un sollozo la interrumpió, pero antes de que Sergio hubiera tomado aire:
- ¡¿Como has podido, como...?! ¡Desgraciado!

Sergio apenas podía creerlo. Oyó como su desconocida interlocutora rompía a
llorar, y decidió ser firme y acabar con la ridícula situación.

- Escucha...

- ¡No pienso escucharte!- Sergio gimió desesperado - ¡No te voy a
escuchar nunca más! ¡Siempre que te he escuchado me has mentido, me has
hecho perdonarte para luego...!
- nueva oleada de sollozos. Sergio
decidió tomarse su tiempo esta vez. Quizá un silencio prolongado debilitaría
la furia de la despechada mujer, al menos durante los cinco segundos que
necesitaba.

Escuchó. Silencio. Apenas un rumor de respiración con hipidos ocasionales.
Se aclaró la voz e inspiró. Quería dejar claro que había algo que tenía que
decir.

- No soy la persona que crees que...- se dió cuenta de su error casi antes
de que ella le interrumpiera:

- No. ¡No lo eres! ¡Nunca lo has sido! ¿Cómo he podido dejar que me
engañaras tanto tiempo? ¡¿Cómo?!


Sergio siguió escuchando mientras la mujer al aparato le insultaba. Pensó en
colgar sin más, pero no le pareció que eso estuviera bién. La pobre estaba
pasando un mal rato, y quién sabía lo que podría hacer si se sentía más
despreciada aún.

Pensó en cómo salir de la situación. Cuando ella parecía hacer una pausa
para llorar a moco tendido, se decidió:

- Es cierto.

- *snif* ¿Qué?

- Todo lo que dices es verdad. Me merezco que me llames todo eso. Y más.

No contestó. Al fin estaba escuchando. No era cosa de parar.

- Siento todo esto. Está claro que no podía funcionar. No soy un tio que te
convenga.

Seguía escuchando. Sergio se preguntó si no debría aprovechar y decirle que
se había equivocado de teléfono y punto. Pero ya estaba metido en el
personaje.

- Al menos, has aprendido que necesitas a alguien mejor. Que mereces
a alguien mejor.

Seguía el silencio. Empezaba a asustarse. Era un buen momento para colgar,
pero se sorprendió disfrutando del dramatismo del momento.

- No quiero hacerte daño, pero sabes que te lo volveré a hacer tarde o
temprano- "Ni mi hermana pequeña se dejaría camelar con esto", se dijo, pero
no tenía un guión-. Y para que eso no pase, lo mejor es que lo dejemos.

- Lorenzo, no...- (así que se llamaba Lorenzo) -... yo no
quiero... no podemos terminar así, por teléfono...
- parecía calmada,
pero al borde de las lágrimas.

¡Joder, al fin!, se dijo Sergio. Ya solo tenía que citarla en algún sitio y
colgar... pero no, él no se presentaría y ella se sentiría muy mal. Y, peor
aún, podría volver a llamarle. Podría insistir en dejarlo así, pero, ¿y si
al dia siguiente el tal Lorenzo, ignorante de que lo habían dejado, la
llamaba? Empezaba a odiar al muy cabrón.

- ¿Lorenzo?... dime algo...

- Eh... creo que es mejor que lo dejemos así. Cuanto más rápido sea,
mejor...

Ella empezó a llorar desconsoladamente. Sergio suspiró.




Sergio miró una a una las mesas de la terraza. Buscó un número en la agenda
de su móvil y pulsó el botón de llamada. Una chica morena echó mano a su
bolso.

- Hola. ¿Puedo sentarme? Verás, esto te va a sorprender. Me llamo Sergio...


* * *

¿Os ha gustado? ¿No? Mejoradlo, no te jode.

7 Sonrisas:

Anonymous Anónimo dijo...

nunca me has gustado, como yo a ti.

19/7/05 22:58  
Blogger Hugo dijo...

La localizó llamando a su teléfono y viendo quién lo cogía. Creí que estaba claro.

20/7/05 07:19  
Anonymous Anónimo dijo...

Muy bonito

20/7/05 13:33  
Blogger Hugo dijo...

Anónimo, me cagaría en tu padre, pero, como no sé quién eres, igual soy yo.

20/7/05 18:59  
Anonymous Anónimo dijo...

Vale,está bien, la trincó con las manos en el aparato. Pero,que pasó luego, se liaron? o, se arregló con el novio?.
Al menos déjame alguna pista
Anónimo, digo... Quique

21/7/05 00:09  
Blogger Joni dijo...

En esta época cada vez pasarán más cosas de ésas.
Hace unos meses paseaba por la Gran Vía cuando unos pajaritos piaron. Las diez personas que me rodeaban y yo mismo miramos a ver si era nuestro móvil.
Buena historia, Hugo

21/7/05 13:54  
Blogger Hugo dijo...

Bueno, imagina el final como a tí te gustaría. A mí se me dan fatal.
Las historias que se alargan demasiado acaban con un "él conoció a otra más jóven y con unas tetas estupendas y se divorció de ella", o "fueron felices hasta que un cáncer de mama les separó, luego él se dió al alcohol...".
Por eso prefiero terminar rápido.

21/7/05 16:57  

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