El artista invitado...

Hoy tenemos suerte, sobre todo yo he tenido suerte, Di, que bien podría venir de Diosa, por la Argentina que lleva dentro, pero el caso es que viene de Diana, sí, razón lleváis, también es Diosa, de la Caza, protectora de la naturaleza y lo mejor, enseñó a los mortales todas las artes de la hechicería, fíjaros todos los hechizos que hay por este mundo gracias a ella. Aquí os dejo una pequeña muestra para que disfrutéis de sus hechizos y si queréis más no tenéis nada más que entrar aquí, leer y soñar con ella...


Nunca tuve claro si es estrictamente necesario llevar algo cuando te invitan a casa de alguien, o si eso depende de la confianza que tengas con el anfitrión.

Yo, por si acaso, nunca llevo nada.

Sí, ya veis, corto por la tangente. ¿Que me obligan a llevar algo? Pues lo traigo, pero que me lo pidan, que una no puede estar siempre pensando en lo que los demás esperan de ti.

El caso es que me cuelo en este pequeño espacio, “la casita de Miada”, y dudo de nuevo en si tengo o no tengo que llevar algo.

Como ya hice en una boda, mi regalo fueron palabras. Creo que es lo más personal que puedo ofrecer, lo más sincero, lo más auténtico. El resto… migajas.

Vuelvo a lo de antes, que me pongo a divagar de mala manera: lo que los demás esperan de ti. Es tendencia universal no aclarar lo que queremos del resto, pero reprochar constantemente que no nos dan lo que quieren.

Yo también soy así, quizás incluso más que otras personas.

El silencio es parte de mi personalidad. También así puedes llegar a conocer a alguien. La verdad es que dudo que sea una persona especialmente introvertida, porque como Leo que soy luego me encanta ser el centro de atención (de hecho es mi “modus vivendi”, aunque he tardado muchos años en reconocerlo). Sin embargo es cierto que con el paso de los años no logro quitarme de encima ese estigma de tragarme todos los problemas para mí misma.

¿Por qué compartir angustias, agobios o preocupaciones si nadie va a ponerle solución excepto yo? Ese es mi pensamiento inicial, la realidad es otra bien distinta.

¿Veis? De nuevo lo estoy haciendo. Me invitan a casa de alguien y acabamos hablando de mí.

Mejor lo dejo para mi blog, porque ahora, y como decía Aute, simplemente “pasaba por aquí”, y quería regar con mis palabras este hermoso jardín que Miada ha ido cultivando.

Y si ella se empeña no dudo que crecerá, y crecerá, y tendrá algunas de las flores más bonitas del barrio.

Eso sí, quizás a alguien le moleste y ella, por prudencia, decida no enseñarlas mas que a quien quiera verlas.

Así la veo yo…,llamadme rara, estaríais en lo cierto.