Celebramos los cincuenta...
El pasado sábado teníamos una cena para celebrar. Celebrabamos los cincuenta años de mi amiga M., nos reunimos los amigos del grupo y admitimos en la cena a nuestros respectivos, al fin y al cabo acababamos de compartir unos días todos juntos en Roma, no ibamos a dejarles sin disfrutar algo así.
M. es una mis amigas, comenzamos hace unos años atrás, nos encontrabamos en la piscina, nadabamos tres días por semana, y los viernes noche nos acostumbramos a quedarnos unos cuantos a tomar algo juntos y compartir nuestras cosas.
A partir de ahí, algunos nuevos se han unido a nosotros, otros se han ido y hasta A. punto nos dejó por el camino y desaperió del todo.
Hemos compartido muchas cosas en estos últimos años, enfermedades, muertes, amores, desamores, penas y alegrías, como cualquier grupo de amigos. Este años decidimos compartir unos días de vacaciones juntos, y nos llevamos a las parejas, después de superada esta prueba, cualquier cosa nos parece fácil y divertida.
Así que celebramos por ella, ahora la mayor del grupo, la que más energía nos contagia, la que siempre tiene una sonrisa a tiempo, una respuesta adecuada, y una paciencia infinita.
No se merecía menos que unos buenos regalos por nuestra parte, me encargué yo de comprarlos, me encantan estas cosas, y parece que acertamos. Una bonita blusa, su collar y pulsera a juego y como no, un libro, Hay vida más allá de los cincuenta, de Rosa Villacastín. No es que Rosa sea Cervantes, pero seguro que no ha necesitado quién se lo escriba como la otra Rosa, y alguna experiencia interesante tendrá para satisfacer las tardes de M.
Cenamos todos juntos en un local que está reincitita su inaguración, moderno, repleto y con una acústica horrible, todos chillando para poder entendernos.
La comida estuvo bien, hay que decir que el género masculino se quedó con hambre, las féminas, satisfechas.
Hay cosas que van cambiando en los restaurantes, antes la gente siempre pedía un primero y segundo, con el paso del tiempo, la gente nos acostumbramos a pedir unos primeros para compartir y un segundo para cada uno. Obviamente la cantidad de platos a pedir se ha visto reducida, al igual que las ganancias del restaurador, ante lo cúal su respuesta ha sido inteligente, reducir el tamaño de los primeros platos, así o pides más y vuelves a la cantidad de dos platos por persona o te quedas con hambre.
Otro detalle que cada vez abunda más en los camareros/as es servir una cuchara extra a las mujeres a la hora del postre. Así fue, sólo pidieron postre los hombres y todas teníamos una cuchara para pobrar los postres de ellos, hubiese estado bien que no se repitiesen al pedirlo, así nosotras hubiésemos comido casi un postre cada una, probando de todos, y nos vamos tan contentas con nuestra línea creyendo que somos estupendas por que nos hemos saltado el postre. Los que no se quedan contentos son ellos, que ven sus postres un poco mermados por las pruebas...
Nos fuímos después a tomar unas copas, echar unos bailes y unas risas. Apretados por los locales, estaba aquello lleno de chicas jóvenes con la escasez de ropa exacta de todo lo que sobraba en los chicos, qué cosas tienen las modas.
Disfrutamos un rato bailando y charlando, Q. bailaba como pocas veces le he visto. Quién me lo iba a decir, aquel heavy que era incapaz de mover un sólo pie, movía obviamente la cabeza como todos los heavies,y no escuchaba otra música que no viniese de ese gremio.
Claro que, por mi insistencia y gusto por el baile, años atrás Q. se animó y acudía a un curso de bailes de salón conmigo. Yo lo tuve que dejar por la prescripción médica de reposo total en el embarazo, eso es casi seis meses tumbada en cama, pero él siguió y bien que se notan sus frutos.
Se fue JL., tenía que madrugar algo más que lo habitual para atender su ganado, debía asistir a una de esas seudo-bodas infantiles que le llaman Comunión. Ese evento social al que pocos o no muchos son invitados, debes asistir, la familia es la familia.
Después ya nos abandonaron M. y A., el embarazo en los primeros meses no perdona, te duermes como una marmota a la mínima.
Los demás resistimos una copa y algunos bailes más, M. como una madraza que es cuida de su E. más de lo normal, no deja que se enfríe, que se cansé, que se le escape una tos, nada fuera de lo común al recordar lo que ha pasado y pasa con ella, secuelas de un tumor cerebral, que saben llevar las dos como pocas personas he visto.
Nos despedimos hasta el lunes, nos volveremos a ver en la piscina, algunos hasta la próxima, la próxima en la que sean admitidos los respectivos, qué no son todas las ocasiones, obviamente.
FELICIDADES M.
Un beso.
M. es una mis amigas, comenzamos hace unos años atrás, nos encontrabamos en la piscina, nadabamos tres días por semana, y los viernes noche nos acostumbramos a quedarnos unos cuantos a tomar algo juntos y compartir nuestras cosas.
A partir de ahí, algunos nuevos se han unido a nosotros, otros se han ido y hasta A. punto nos dejó por el camino y desaperió del todo.
Hemos compartido muchas cosas en estos últimos años, enfermedades, muertes, amores, desamores, penas y alegrías, como cualquier grupo de amigos. Este años decidimos compartir unos días de vacaciones juntos, y nos llevamos a las parejas, después de superada esta prueba, cualquier cosa nos parece fácil y divertida.
Así que celebramos por ella, ahora la mayor del grupo, la que más energía nos contagia, la que siempre tiene una sonrisa a tiempo, una respuesta adecuada, y una paciencia infinita.
No se merecía menos que unos buenos regalos por nuestra parte, me encargué yo de comprarlos, me encantan estas cosas, y parece que acertamos. Una bonita blusa, su collar y pulsera a juego y como no, un libro, Hay vida más allá de los cincuenta, de Rosa Villacastín. No es que Rosa sea Cervantes, pero seguro que no ha necesitado quién se lo escriba como la otra Rosa, y alguna experiencia interesante tendrá para satisfacer las tardes de M.
Cenamos todos juntos en un local que está reincitita su inaguración, moderno, repleto y con una acústica horrible, todos chillando para poder entendernos.
La comida estuvo bien, hay que decir que el género masculino se quedó con hambre, las féminas, satisfechas.
Hay cosas que van cambiando en los restaurantes, antes la gente siempre pedía un primero y segundo, con el paso del tiempo, la gente nos acostumbramos a pedir unos primeros para compartir y un segundo para cada uno. Obviamente la cantidad de platos a pedir se ha visto reducida, al igual que las ganancias del restaurador, ante lo cúal su respuesta ha sido inteligente, reducir el tamaño de los primeros platos, así o pides más y vuelves a la cantidad de dos platos por persona o te quedas con hambre.
Otro detalle que cada vez abunda más en los camareros/as es servir una cuchara extra a las mujeres a la hora del postre. Así fue, sólo pidieron postre los hombres y todas teníamos una cuchara para pobrar los postres de ellos, hubiese estado bien que no se repitiesen al pedirlo, así nosotras hubiésemos comido casi un postre cada una, probando de todos, y nos vamos tan contentas con nuestra línea creyendo que somos estupendas por que nos hemos saltado el postre. Los que no se quedan contentos son ellos, que ven sus postres un poco mermados por las pruebas...
Nos fuímos después a tomar unas copas, echar unos bailes y unas risas. Apretados por los locales, estaba aquello lleno de chicas jóvenes con la escasez de ropa exacta de todo lo que sobraba en los chicos, qué cosas tienen las modas.
Disfrutamos un rato bailando y charlando, Q. bailaba como pocas veces le he visto. Quién me lo iba a decir, aquel heavy que era incapaz de mover un sólo pie, movía obviamente la cabeza como todos los heavies,y no escuchaba otra música que no viniese de ese gremio.
Claro que, por mi insistencia y gusto por el baile, años atrás Q. se animó y acudía a un curso de bailes de salón conmigo. Yo lo tuve que dejar por la prescripción médica de reposo total en el embarazo, eso es casi seis meses tumbada en cama, pero él siguió y bien que se notan sus frutos.
Se fue JL., tenía que madrugar algo más que lo habitual para atender su ganado, debía asistir a una de esas seudo-bodas infantiles que le llaman Comunión. Ese evento social al que pocos o no muchos son invitados, debes asistir, la familia es la familia.
Después ya nos abandonaron M. y A., el embarazo en los primeros meses no perdona, te duermes como una marmota a la mínima.
Los demás resistimos una copa y algunos bailes más, M. como una madraza que es cuida de su E. más de lo normal, no deja que se enfríe, que se cansé, que se le escape una tos, nada fuera de lo común al recordar lo que ha pasado y pasa con ella, secuelas de un tumor cerebral, que saben llevar las dos como pocas personas he visto.
Nos despedimos hasta el lunes, nos volveremos a ver en la piscina, algunos hasta la próxima, la próxima en la que sean admitidos los respectivos, qué no son todas las ocasiones, obviamente.
FELICIDADES M.
Un beso.
3 Sonrisas:
Ya veremos si algún día llego a los 50, de momento estoy en la mitad del camino.
Al menos en una edad significativa estuvo rodeada de sus seres queridos y amigos/as como tú ¿que más se puede pedir en un día así?
PD:Odio bailar xD.
¿Odias o no sabes?...;)
Ambas cosas ¬¬
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